GIOCONDA
Hablando con un escultor delante de su obra, la fuente de
los jarritos de Galaroza, me presentó a la protagonista de su recuerdo.
Ahora ella con 50 años en nada recuerda a esa adolescente
juguetona con la ropa empapada.
Eso me hace pensar en
la Gioconda cuando veinte años después de haber posado para Leonardo la
siguieran comparando con su joven imagen
y en la desilusión de los admiradores de la obra al ver que la enigmática
sonrisa podía no ser más que simpleza de espíritu.
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