DICHA O DESDICHA
El mundo es demasiado cruel para permitir la felicidad plena.
El conjunto de pequeños instantes de dicha o de desdicha, la frecuencia, la
intensidad de esos momentos junto con su propio carácter determinan la
felicidad o infelicidad de cada individuo. Si el gozo de amantar al hijo compensa a la
madre de la mala noche pasada o el disfrute de un manjar es superior al calor pasado
delante de la placa tendremos a un ser humano dichoso, sino será desdichado.
FALSAS VERDADES
ResponderEliminarFalsosssss, más que falsossss...¡yo no me he puesto nunca de nada!, ¡siempre he llevado una vida sana!, ¡nada de excesos!... Mentiras grandes y gordas atadas con piedras. Abrid esos cajones de las medicinas, todos, sin excepción, tenemos más drogas en casa que en un laboratorio clandestino de Colombia. Nos administramos valium, paracetamoles, ibuprofenos a demanda y tenemos la desfachatez de llamar drogadictos a otros. ¡Pobres adictos! Decimos, mientras recogemos las bolsas de medicinas en la farmacia.
MENTIRAS
ResponderEliminarY allí estábamos una vez más… ella desplegando todo su arsenal de gestos exagerados. Manos crispadas, llanto a raudales, Clínex arrugados, gran profusión de mocos y babas. Era el momento del perdóname, del nunca más.
Ya no me afectaba nada de eso. Después de tantos años de mentiras, excusas y falsas coartadas todas esas lágrimas caían en saco roto. Únicamente podía pensar en que al menos sus fábulas podían ser más glamurosas como en los relatos de la radio.
MENTIRAS 2
ResponderEliminarMe llega el olor a té y recuerdo aquellas tardes en casa de mis padres cuando era una adolescente. Galletas María con té caliente. La labor de mi madre y mis libros aparcados durante unos minutos. Mesa camilla, calor en las piernas, frío en la espalda, el sabor del té bajando a traguitos calientes por la garganta. Doña Elena Francis y sus consejos de fondo. Imaginando un futuro como el de los relatos de la radio.