jueves, 19 de marzo de 2015

ABUELITA PETRA

ABUELITA PETRA

Sufría cólicos tremendos, cualquier día o noche empezaba un dolor agudo que le partía el alma y el cuerpo. Se sentía morir y se vestía con su camisón más decente y preparaba la ropa que le serviría de mortaja. Después loteaba sus posesiones y ponía notas a todos sus seres queridos, que eran muchos. Cuando todo el trabajo estaba terminado o simplemente no podía más, llamaba a la vecina que se encargaba de llamar al médico y a mi madre.
El médico nunca sabía exactamente lo que le ocurría pero la veía tan mal que hacía llamar al cura y le ponía un calmante fuerte. Según íbamos llegando a la casa, con su último aliento te obligaba a coger el hatillo que te correspondía, se despedía intima y personalmente de cada uno, daba instrucciones generales a mi madre y se relajaba hasta que parecía que no respiraba. El cura daba la extremaunción y esperábamos…
Uno o dos días más tarde se levantaba como una rosa, se arreglaba y salía de compras a reponer todo lo que había regalado. Mantelerías, sábanas, colchas, toallas… Por eso todos los nietos conservamos hoy manteles sin servilletas, servilletas sin manteles, sábanas sin almohadones, almohadones sin sábanas, toallas de diferentes tamaños y colores y un surtido de paños de cocina “recuerdo de …” que no secan. 

4 comentarios:

  1. ILUSIÓN
    - ¡¡¡Niñaaaaaaaaaaa!!!
    - …
    - Ya estamos otra vez
    - …
    - No te escucho ¿Qué andas haciendo?
    - …
    - ¿Andas hurgando en los cajones?
    - …
    - ¡Pero qué manía tiene esta niña!
    - …
    - ¿mírala y no me contesta?
    - …
    - ¡Voy payá y te cojo por los pelos!
    - …
    - No te decía… hurgando en los cajones
    - Abuelita, es que me hace tanta ilusión buscar en tu cofre lleno de tesoros

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  2. RECUERDOS
    Uno de los recuerdos más nítidos de mi infancia es ir de visita a casa de mi abuela y entrar en su cocina limpia como la patena, blanca y brillante con cada cosa en su lugar. La pila de piedra vacía, la mesa despejada, las cortinas que hacían las veces de puertas de los armarios perfectamente colocadas, los paños doblados y colgados de su barra y un puchero de aluminio en el fuego de gas en el que podías verte la cara.

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  3. 13 de Marzo 2004

    Me llamaron al tren para decirme que fuera a casa directamente porque ya había muerto. Me alegré de no ver su agonía. Ya me había despedido de ella. Hacía una semana que pasamos un día entero solas. Estaba tan lúcida para sus 96 años.
    En Atocha me impactó el olor a cera. En el hall cientos de velas encendidas, flores marchitas, peluches, fotos…
    Lloré, lloré desconsoladamente por mi abuela y por los 192 pasajeros que habían muerto en el atentado.

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  4. COCHES DE TOPE

    Oiga señor… ¿Le importa montar a la niña un viaje para que aprenda? Yo mientras voy a la taquilla a comprar las fichas…
    Algunos chicos mayores nos permitían conducir durante unos instantes aquellos coches de tope pero otros ni tan siquiera nos hablaban durante aquellos emocionantes minutos.
    Cuando nos bajaban del vehículo corríamos hacia ella pidiendo las fichas pero… nunca había fichas. Debíamos seguir aprendiendo por lo que nos volvía a montar en otro coche con algún desconocido hasta que llegaba la hora de volver a casa.

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