Un soneto me manda hacer Violante que en mi vida me he visto en tanto aprieto; catorce versos dicen que es soneto; burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante, y estoy a la mitad de otro cuarteto; mas si me veo en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante. Por el primer terceto voy entrando, y parece que entré con pie derecho, pues fin con este verso le voy dando. Ya estoy en el segundo, y aun sospecho que voy los trece versos acabando; contad si son catorce, y está hecho.
LOPE DE VEGA
Un amigo muy cercano
ResponderEliminarMe contaba ilusionado
Que tras muchos desengaños
Ahora estaba enamorado.
Es perfecta, me decía
Tierna, guapa, agradecida
Tan alegre y divertida
mi mujer definitiva
Su teléfono sonó
Es ella, me confió
Su cara se iluminó
Su sonrisa apareció
Más, unos gritos resonaban
Su rostro se demudaba
Hasta sus manos crispaba
Yo, atónito escuchaba
La enamorada en cuestión
Boceaba con pasión
Que nadie le daba plantón
Y que mi amigo era un cabrón
Perdóname le musitó
El móvil desconectó
Con las teclas trasteó
Y el contacto eliminó
Me gustaban con carácter
Genio vivo y elegantes
De las mujeres de antes
Las que te tratan con guantes
Desagradable injerencia
No se si tengo experiencia
Pero lo de esta muchacha
Es verdadera demencia
Tu luna
ResponderEliminarPor las mañanas
Busco la luna arriba,
Y no ha llegado
Y por las tardes
Busco tu luna nueva
mas no apareces
Pero al dormirme
Sueño tu luna triste
Y me acompañas
Cuatro árboles en mi vida
ResponderEliminarEl lilo azul de la niñez dormida,
Se alza en el patio de tapias desconchadas,
Donde al atardecer de cada dia
Jugábamos al corro, al truque o a las tabas
Cada verano nuevo
Allí estaba mi pino,
Creció este año
Mirando al sol, y al cielo
Los días de libertad
En la montaña
Vuelven envueltos en luna, en luz, en vida…
Junto a ese tejo
De incontables arrugas
Casi dormido
Presenciando futuros
A tu lado me gusta
Sentirme diminuta
Sequoia inmensa
De sombra interminable
Gigante vivo
Que acunas con tu canto
A quien, humilde,
Se sienta a tu costado
OH L'AMOUR!
ResponderEliminarDulces sueños hábilmente engalanados
por serpentinas enredadas en el pelo.
Pensamientos esquivos y turbados
dibujan rasgos de tu insinuante vuelo.
No logro encaminar los pesados pasos
que demoran nuestro anhelado encuentro.
De nuevo me atormentan los fracasos
que se ciñen perspicaces en mi adentro.
Espero incierto con la infame duda
de los días tortuosos que se fueron.
Sin refugio, sin amparo, sin ayuda,
certeza perpleja de que acontecieron
Las estrellas consentidas cada noche
son refugio de mi desconsolado desvelo.
Me adormezco ausente sin reproche
a las caprichosas esperanzas con recelo.
Los jubilosos días renacerán brillantes
iluminando mis amordazados deseos.
Surgirán miles de tonalidades radiantes,
las huellas suaves de soñados besos.
UN RIPIO DE CINCUENTONA
ResponderEliminarDa angustia reconocer
que la vida se termina
y intentamos posponer
esta lógica cochina
A partir de los cincuenta
empiezas a plantearte
que has gastado ya más cuerda
de la que pueda quedarte.
El tiempo te sabe a poco,
empiezas a organizarte,
con más ímpetu que coco
te inicias en más de un arte.
Ahora bordo mantelitos,
estudio inglés por las tardes,
compro nuevos modelitos,
salgo a trotar por las calles.
En esta loca carrera
vas dejando de cuidarte
la decrepitud te espera
y no puedes olvidarte.
Y mientras amanezco
ResponderEliminarpreguntas cuánto he dormido,
y yo te miro
hablándote a los ojos:
“Siempre cariño,
hasta que tú me encontraste.”
Pero vuelves a cuestionar
este pasado infinito,
esta trama de horas
esperando tenerte,
y no encuentro palabras
que definan
mi pasión inexcusable.
¿Acaso puede la brisa explicar
las trémulas ráfagas de viento
del cual procede?
Mi voz es sólo
una sutil vía de escape
que utiliza el alma
para volar,
y yo misma soy presa
de este cuerpo, y del verbo,
y del tiempo.
Pero en mi escasa libertad
te diré que brillo más allá
de cuanto nadie pueda ver,
y que son santas las formas
de este corazón que tanto ama,
que no hay pecado
en honrar algo tan bello.
Y si amanezco amor mío
es por ti,
si levanto las ganas cada día
es para acompañar tus pasos,
pues ahora reconozco
que toda mi vida he estado
esperándote, aguardando
a que me encontraras
en la lenta e inquietante
soledad de sombras
donde me hallaste,
para hacerme amanecer.
Llega el viernes y en sus horas vespertinas me recreo:
ResponderEliminarlo primero es deslizarme hasta los brazos de Morfeo,
aunque no siempre es posible consumar este deseo
mi mente sigue activa, no me duermo, ya lo veo.
Y me lanzo a los labios de la taza
que me ofrecen la anhelada cafeína,
licuado beso que disfraza
mi mal humor de mal dormida.
Esta tarde nadie me requiere y yo navego sentada en la cocina.
abriendo una página tras otra, en windosiana rebujina.
Me zambullo en las redes, los correos, tres cursos virtuales,
las facturas y los extractos del banco en PDF. Mis rituales.