viernes, 26 de abril de 2013

DÍMELO EN VERSO





Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
LOPE DE VEGA

7 comentarios:

  1. Un amigo muy cercano
    Me contaba ilusionado
    Que tras muchos desengaños
    Ahora estaba enamorado.
    Es perfecta, me decía
    Tierna, guapa, agradecida
    Tan alegre y divertida
    mi mujer definitiva
    Su teléfono sonó
    Es ella, me confió
    Su cara se iluminó
    Su sonrisa apareció
    Más, unos gritos resonaban
    Su rostro se demudaba
    Hasta sus manos crispaba
    Yo, atónito escuchaba
    La enamorada en cuestión
    Boceaba con pasión
    Que nadie le daba plantón
    Y que mi amigo era un cabrón
    Perdóname le musitó
    El móvil desconectó
    Con las teclas trasteó
    Y el contacto eliminó
    Me gustaban con carácter
    Genio vivo y elegantes
    De las mujeres de antes
    Las que te tratan con guantes
    Desagradable injerencia
    No se si tengo experiencia
    Pero lo de esta muchacha
    Es verdadera demencia

    ResponderEliminar
  2. Tu luna

    Por las mañanas
    Busco la luna arriba,
    Y no ha llegado

    Y por las tardes
    Busco tu luna nueva
    mas no apareces

    Pero al dormirme
    Sueño tu luna triste
    Y me acompañas

    ResponderEliminar
  3. Cuatro árboles en mi vida

    El lilo azul de la niñez dormida,
    Se alza en el patio de tapias desconchadas,
    Donde al atardecer de cada dia
    Jugábamos al corro, al truque o a las tabas

    Cada verano nuevo
    Allí estaba mi pino,
    Creció este año
    Mirando al sol, y al cielo

    Los días de libertad
    En la montaña
    Vuelven envueltos en luna, en luz, en vida…
    Junto a ese tejo
    De incontables arrugas
    Casi dormido
    Presenciando futuros

    A tu lado me gusta
    Sentirme diminuta
    Sequoia inmensa
    De sombra interminable
    Gigante vivo
    Que acunas con tu canto
    A quien, humilde,
    Se sienta a tu costado

    ResponderEliminar
  4. OH L'AMOUR!

    Dulces sueños hábilmente engalanados
    por serpentinas enredadas en el pelo.
    Pensamientos esquivos y turbados
    dibujan rasgos de tu insinuante vuelo.

    No logro encaminar los pesados pasos
    que demoran nuestro anhelado encuentro.
    De nuevo me atormentan los fracasos
    que se ciñen perspicaces en mi adentro.

    Espero incierto con la infame duda
    de los días tortuosos que se fueron.
    Sin refugio, sin amparo, sin ayuda,
    certeza perpleja de que acontecieron

    Las estrellas consentidas cada noche
    son refugio de mi desconsolado desvelo.
    Me adormezco ausente sin reproche
    a las caprichosas esperanzas con recelo.

    Los jubilosos días renacerán brillantes
    iluminando mis amordazados deseos.
    Surgirán miles de tonalidades radiantes,
    las huellas suaves de soñados besos.

    ResponderEliminar
  5. UN RIPIO DE CINCUENTONA
    Da angustia reconocer
    que la vida se termina
    y intentamos posponer
    esta lógica cochina
    A partir de los cincuenta
    empiezas a plantearte
    que has gastado ya más cuerda
    de la que pueda quedarte.
    El tiempo te sabe a poco,
    empiezas a organizarte,
    con más ímpetu que coco
    te inicias en más de un arte.
    Ahora bordo mantelitos,
    estudio inglés por las tardes,
    compro nuevos modelitos,
    salgo a trotar por las calles.
    En esta loca carrera
    vas dejando de cuidarte
    la decrepitud te espera
    y no puedes olvidarte.

    ResponderEliminar
  6. Y mientras amanezco
    preguntas cuánto he dormido,
    y yo te miro
    hablándote a los ojos:
    “Siempre cariño,
    hasta que tú me encontraste.”
    Pero vuelves a cuestionar
    este pasado infinito,
    esta trama de horas
    esperando tenerte,
    y no encuentro palabras
    que definan
    mi pasión inexcusable.
    ¿Acaso puede la brisa explicar
    las trémulas ráfagas de viento
    del cual procede?
    Mi voz es sólo
    una sutil vía de escape
    que utiliza el alma
    para volar,
    y yo misma soy presa
    de este cuerpo, y del verbo,
    y del tiempo.
    Pero en mi escasa libertad
    te diré que brillo más allá
    de cuanto nadie pueda ver,
    y que son santas las formas
    de este corazón que tanto ama,
    que no hay pecado
    en honrar algo tan bello.
    Y si amanezco amor mío
    es por ti,
    si levanto las ganas cada día
    es para acompañar tus pasos,
    pues ahora reconozco
    que toda mi vida he estado
    esperándote, aguardando
    a que me encontraras
    en la lenta e inquietante
    soledad de sombras
    donde me hallaste,
    para hacerme amanecer.

    ResponderEliminar
  7. Llega el viernes y en sus horas vespertinas me recreo:
    lo primero es deslizarme hasta los brazos de Morfeo,
    aunque no siempre es posible consumar este deseo
    mi mente sigue activa, no me duermo, ya lo veo.

    Y me lanzo a los labios de la taza
    que me ofrecen la anhelada cafeína,
    licuado beso que disfraza
    mi mal humor de mal dormida.

    Esta tarde nadie me requiere y yo navego sentada en la cocina.
    abriendo una página tras otra, en windosiana rebujina.
    Me zambullo en las redes, los correos, tres cursos virtuales,
    las facturas y los extractos del banco en PDF. Mis rituales.

    ResponderEliminar