viernes, 24 de mayo de 2013
SUDOR
PNEUMOTÓRAX
Fiebre, hemoptisis, dispnea y sudores nocturnos.
La vida entera que podía haber sido y que no fue.
Tose, tose, tose.
Mandó llamar al médico:
- Diga treinta y tres.
- Treinta y tres... treinta y tres... treinta y tres...
- Respire.
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- El señor tiene una excavación en el pulmón izquierdo y el derecho infiltrado.
- Entonces, doctor, ¿no es posible intentar el pneumotórax?
- No. Lo que resta por hacer es tocar un tango.
MANUEL BANDEIRA
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A los niños con el juego
ResponderEliminarDa salud por el deporte
Te acompaña en la pasión
Aparece por los nervios
En las manos del primer amor
Da identidad a pies y sobacos
Arruina tu mejor camisa
Estropea en maquillaje
Apesta las aulas de las escuelas
Llena toallas en el gimnasio
Corre por tu cuerpo en verano
Aparece en el labio superior
Te despierta por las noches
Interviene en el sexo
Molesta en el probador
Se desliza por la sauna
Sudor…
Una gota ridiculiza
ResponderEliminara transeúntes enmascarados
con ojos de cristal.
Una gota minúscula, volátil,
pasajera,
que lo dice todo
sin apenas decir nada.
Un pequeño testigo líquido
que en su esencia fluida
esconde una trama
de besos robados.
Un desecho valioso
que derrama la piel
cuando se abre para amar.
El néctar de un cuerpo
que ha gozado sudando,
y que a su paso recoge
otros jugos sublimes
con los que medrar su valía.
Un diamante en vivo
que rueda por un terso desnudo.
Una muestra triunfante,
una prueba evidente
de que existen corazones
intercambiando latidos
en tiempos de desprecio.
Fuera es desierto de horizontes sedientos, saguaros, noches frías y sudor bajo el sol.
ResponderEliminarY en la ciudad se mezclan mexicanos, indios de varias etnias, buscavidas, y los desadaptados que tan difícil tienen encontrar su lugar en esta sociedad americana. Hay armas en la calle, tiroteos en las noches, masculino poder. Pero cada mañana llegan al patio de la casa de Tucson dos colibríes, que sumergen su pico en el dulce néctar de la flor del quebracho. Y te hacen, por instantes, olvidar de que lado del mundo se inclina la balanza.
SUDOR EN LA CONCIENCIA
ResponderEliminarSangre y lágrimas me ha costado llegar hasta aquí. Mis piernas y mi anhelo apenas me sujetan. Un esfuerzo mas. Me alienta saber que tras el empinado camino todo habrá terminado. Consigo a duras penas encaminar mis pesados pasos. Atónito descubro una encrucijada de caminos. Un sudor frío recorre mi cuerpo ante el inevitable destino. Leo las borrosas letras del indicador, tres flechas que se me clavan como aguijonazos envenenados en la conciencia: derecha Centro Penitenciario, recto Cementerio, izquierda Hospital.