Como la nieve sucia al borde de la carretera, como el paño
antes blanco con el que limpias el polvo del coche, como las ventanas de la
fábrica, como la ceniza de la chimenea, todo muerto, todo apagado,
absolutamente desechable e inútil. Así se siente mi alma cuando me visto de
gris.
jueves, 31 de enero de 2013
jueves, 24 de enero de 2013
CREATIVIDAD
CREATIVIDAD
Nada original, todo tiene una imagen anterior que te inspira. Cuentas historias, pintas un lienzo, modelas el barro... nada nuevo. La mezcla de ideas, el azar, un poco de buen gusto, una buena promoción y ahí está la gran creación.
FALTA DE CREATIVIDAD
Me contaban que Dios creó a la mujer y se sintió tan complacido que decidió que ellas encontrarían en cada rincón del mundo un hombre bueno, honesto, generoso y amable. Después creó el mundo y lo hizo redondo.
miércoles, 23 de enero de 2013
COSAS DE MUJERES
COSAS DE MUJERES
Así de simple… esas pequeñas cosas, curar una herida,
planchar una camisa, hacer un cocido, mantener a raya el polvo, reconocer una
mentira en la mirada de tu hijo, ponerle una mano en el hombro cuando le vemos
hundido, dar un capricho o una bofetada a tiempo, esperar durante horas cuando
ellos trasnochan y acostarnos a hurtadillas en cuanto llegan al portal, contar
mentiras piadosas, apoyar a los profes aunque… sólo esas y otras pequeñísimas
cosas
POEMAS DEL MES DE ENERO
Paseo marítimo (LUIS GARCÍA MONTERO)
Será porque el amor tenía entonces
el color de las lámparas de gas
y yo tan pocos años que miraba
caer en las hamacas
una lenta experiencia de cansado
septiembre.
Era en las tardes últimas.
Sentados sobre el porche veíamos la luz.
Finales de verano por las enredaderas,
en los olivos secos,
las palmeras desnudas de un jardín
donde nada pasaba,
solamente la vida.
Con qué coraje, amor, y qué deprisa
se nos llenó más tarde
de paseos franceses y de farolas viejas.
Y era un tiempo feliz el que vivimos,
según dijeron luego. De mi infancia recuerdo
dos zapatos vacíos y azules en el suelo,
el olor de la casa,
sus ojos y los tuyos que llegaron despacio
igual que aquellos sueños
heridos tibiamente por un lápiz de labios,
carmín desesperado de posguerra.
Crecimos
en la oscura presencia de su risa,
sobre balcones altos y glorietas,
de espaldas al temor, a la miseria
que nos miraba a veces
desdibujadamente
desde la ventanilla del último autobús.
Perdón si os hice trampa
pero pienso que nada queda ya
si no es la huella
de este extraño placer que siento al describiros
(y el viejo tema de nuestra amistad).
Porque no es ya su pelo
y ni siquiera el tuyo que vendría más tarde,
sino algunas mañanas en que fuimos al muelle
y vimos solitarias
las lámparas de gas en las paredes,
los charcos sucios
de lluvia y de petróleo,
el mar, el mismo mar
latiendo en las mamparas,
los adoquines húmedos del puerto.
Allí,
bajo los hierros verdes y las grúas,
yo conocí tus ojos cansados de café.
De mi infancia recuerdo la bruma de los barcos
y una luna deshecha, tatuada en el mar.
Cuando otra vez se posan
en las playas del Cable y El Poniente
las luces o los pájaros,
he regresado aquí.
Quizás por eso tenga
alquilado el recuerdo
igual que una pensión por unas horas
y espero a que regresen los barcos mientras busco
las sandalias doradas de tu juventud
en los papeles viejos
de mi vida que hoy rompo.
Todo me llega débil como un baile lejano.
El mundo tiene a veces sabor de Noche Vieja.
Será porque el amor soñaba entonces
el color de las lámparas de gas
y yo recuerdo ahora
su fría insuficiencia, colgada sobre un mástil
que nos dejó en la tierra.
Entonces,
tal vez tú lo recuerdes,
nos hablaba en voz baja la luz de la ciudad.
el color de las lámparas de gas
y yo tan pocos años que miraba
caer en las hamacas
una lenta experiencia de cansado
septiembre.
Era en las tardes últimas.
Sentados sobre el porche veíamos la luz.
Finales de verano por las enredaderas,
en los olivos secos,
las palmeras desnudas de un jardín
donde nada pasaba,
solamente la vida.
Con qué coraje, amor, y qué deprisa
se nos llenó más tarde
de paseos franceses y de farolas viejas.
Y era un tiempo feliz el que vivimos,
según dijeron luego. De mi infancia recuerdo
dos zapatos vacíos y azules en el suelo,
el olor de la casa,
sus ojos y los tuyos que llegaron despacio
igual que aquellos sueños
heridos tibiamente por un lápiz de labios,
carmín desesperado de posguerra.
Crecimos
en la oscura presencia de su risa,
sobre balcones altos y glorietas,
de espaldas al temor, a la miseria
que nos miraba a veces
desdibujadamente
desde la ventanilla del último autobús.
Perdón si os hice trampa
pero pienso que nada queda ya
si no es la huella
de este extraño placer que siento al describiros
(y el viejo tema de nuestra amistad).
Porque no es ya su pelo
y ni siquiera el tuyo que vendría más tarde,
sino algunas mañanas en que fuimos al muelle
y vimos solitarias
las lámparas de gas en las paredes,
los charcos sucios
de lluvia y de petróleo,
el mar, el mismo mar
latiendo en las mamparas,
los adoquines húmedos del puerto.
Allí,
bajo los hierros verdes y las grúas,
yo conocí tus ojos cansados de café.
De mi infancia recuerdo la bruma de los barcos
y una luna deshecha, tatuada en el mar.
Cuando otra vez se posan
en las playas del Cable y El Poniente
las luces o los pájaros,
he regresado aquí.
Quizás por eso tenga
alquilado el recuerdo
igual que una pensión por unas horas
y espero a que regresen los barcos mientras busco
las sandalias doradas de tu juventud
en los papeles viejos
de mi vida que hoy rompo.
Todo me llega débil como un baile lejano.
El mundo tiene a veces sabor de Noche Vieja.
Será porque el amor soñaba entonces
el color de las lámparas de gas
y yo recuerdo ahora
su fría insuficiencia, colgada sobre un mástil
que nos dejó en la tierra.
Entonces,
tal vez tú lo recuerdes,
nos hablaba en voz baja la luz de la ciudad.
("El jardín extranjero" 1983)
jueves, 10 de enero de 2013
AGRADECIMIENTO
GRACIAS
Hoy me siento fraternal y quiero dar las gracias a mi madre,
por todo, por su sentido de la justicia que es en realidad muy injusto pero
útil para mantener la tranquilidad en la familia, por sus desvelos y trabajos
para sacarnos adelante. Por escucharme cuando le planteo esos royos ya sean de
amoríos, hombres, amigas o hijos. Por esa sonrisa de “a mí me lo vas a contar”
que hace que relativice los problemas que me abruman.
31 DE DICIEMBRE
Es fin de año.
Es fin de año y todo termina
acaba el sufrimiento que sentiste
la rebeldía también culmina
el recuerdo de lo malo que hiciste.
Da gracias a la vida
por un año más de pie
por el amor que no se olvida
por no perder tu propia fe.
Recuerda los buenos momentos
los amigos que ganaste,
de nada sirven los lamentos
si tu vida no domaste.
Es fin de año una vez más
sobreviviste en la adversidad
seguro que no olvidarás jamás
cuando libraste la tempestad.
Siéntete liberado y alegre
lograste pasar el año
sacudiste de ti la mugre
no eres más recuerdo de antaño.
Deja ya la enemistad
el odio a la mente revienta;
tu vida llena de majestad
y vívela en cámara lenta.
Es fin de año ya
otro nuevo se aproxima
la bomba de tiempo estalla,
haz a un lado lo que lastima.
Eres hoy un triunfador
tu riqueza es el amor
tu fortaleza la imaginación
y tu verdad la inspiración.
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