BEBE
Descorcho un Berberana, nada del otro mundo, cuatro euros la
botella. Le doy la copa y me mira como si llevara un moco verde pegado a la
nariz. Pensé, ya le he cagado, tendría que haber abierto el Montecillo de nueve
euros.
Se pone a llorar y sin siquiera probar el vino se me echa encima
y me echó el polvazo de mi vida.
Yo que creía que era una chica de las difíciles y en una
semana… la hostia.
Soy el tío más confundido del mundo.
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